Así es como llaman a las cataratas Victoria, Mosi-Oa-Tunya, que significa el humo que ruge. En la época seca, a partir de noviembre, el rugido no es tan salvaje porque el río viene con menos caudal. Sin embargo, y precisamente por eso, porque hay menos agua, se puede cruzar caminando por rocas, bordeando las cataratas, sintiendo sus grietas, y asomándote al vacío por ángulos que te dejan sin aliento, hasta la Isla de Livingston. Allí, a pocos metros ya de de la caída del agua, te quitas la ropa, y te zambulles en sus aguas, nadando detrás de un guía hasta llegar al mismo borde de las cataratas. Es salvaje, es pura vida. El sonido, el vapor, la adrenalina que corre por tu cuerpo. Túmbate boca abajo y agárrate con las manos a la roca, te dice el guía mientras te sujeta los pies. Y te agarras y te asomas al vacío, y te sientes uno con el agua, con las rocas, con el cielo, con Zambia, con África, con la vida... Y das gracias.
1 comentario:
Formas parte de la naturaleza, por un segundo me he trasladado a Mosi-Oa-Tunya
Gracias no me olvidare del sitio, besazos
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