jueves, 29 de octubre de 2009

Desde mi ventana



Y si te dijera que te conozco, ¿te asustarías?


Conozco tu caminar al despertar, siempre con un camisón blanco, descalza. Conozco tus ruidos en el baño, tus líquidos, tus gases y tus sólidos. Cómo coges el papel antes de sentarte en el baño, y lo doblas en tres. Me gusta cómo te tocas un pie con el otro, rozándose, reconociéndose constantemente, uno con otro, otro contra uno. Conozco el sonido del cepillo de dientes en tu boca, primero fuerte, luego despacio, después sin ruido, y luego otra vez fuerte, hasta que te enjuagas la boca y escupes. Conozco el ruido del agua sobre tu cuerpo, tu voz cuando cantas bajo la ducha, sí, tu voz. La conozco muy bien. Sé cuando estás triste, feliz, eufórica o pasiva. Conozco tus cadencias, y tus tonos, tus silencios y tus tildes. Fue lo primero que conocí, tu voz.

Conozco la manera en la que te envuelves con el albornoz y te secas los dedos de los pies, uno a uno, como si fueran cuerpos independientes y tuvieras todo el tiempo para dedicarle a cada uno. Conozco cómo te sacudes el agua del pelo, moviendo la cabeza de arriba a abajo, y de cepillarlo todo hacia atrás, de ponerte crema hidratante en pequeños montoncitos sobre tu piel y luego extenderla por partes.


Apenas veo tu cara, pero la imagino... y la toco. Tus párpados, tus labios y tus lóbulos.


Sin embargo, tus pies... Tus pies siempre los veo desde mi ventana. Sí, desde esa ventana que siempre está cerrada y que da al baño de tu patio interior. A veces miras hacia allí y me escondo, rápidamente, temblando, pensando que me has descubierto. Luego, me doy cuenta de que no me ves, de que es imposible que me veas, porque no existo. 


Conozco... conozco tantas cosas de ti.


domingo, 25 de octubre de 2009

Sábado. Probando la cámara de la blackberry nueva


Viene Bena a casa. Anamika se va a comer con Porto y Lucía está con su padre. Cuatro piernas, camisetas y vaqueros. Cruzamos Vía Hispanidad y caminamos hasta la zona universitaria. Sol y nubes desgajadas. Una terraza de aluminio que brilla, una coca cola, una cerveza con limón, un bocadillo de ternera con pimientos y queso y una ensalada. Y hablamos. Como hace veinte años. De hace veinte años. De este momento. De nuestras caídas. Y de nuestros sueños. Compartimos. Nos reinventamos. Regresamos a casa y volvemos a cruzar Vía Hispanidad. Y nos quedamos tiradas toda la tarde, hablando, en silencio, viendo fotos, leyendo blogs, tomando café y tarta de hojaldre con frutas rojas. Vienen Porto y Pedro con los niños. Y seguimos. Es bonito. Seguimos estando después de veinte años. Con vísceras diferentes, algunas rotas y cosidas, pero todavía vivas.


He quedado con Patri a cenar. Salgo de casa. Y hay tres lunas, una creciente grande como en un cuento árabe, otra azul y otra redonda blanca. Cómo me gustan las lunas.


Tomamos unas tapas en La despensa. A partir de los cuarenta la mitad de las personas bebe y la otra mitad toma alguna pastilla, me dice Patri. Veo a M.V. pasando por delante, bosteza. Me cae bien, muy bien. Le saludo desde el cristal. Pienso que tiene que estar hasta el gorro de haberse hecho de repente tan “popular”. Sigo viendo a personas conocidas y a personas desconocidas. Bebemos vino. ¿Perteneceremos a la primera parte? ¿A los que beben? Todos necesitamos un escape. ¿O no? 



Regreso a casa. Vía Hispanidad está desierta. Adoro Vía Hispanidad desierta. Esta noche se ha vuelto salvaje 

y las farolas se han convertido en pájaros. 



viernes, 23 de octubre de 2009

Yo también quiero ser punk



"Cuando te escribo y estás conmigo aunque tú no lo sepas, no fantaseo. Sé que si no estuvieras yo no habría empezado a llenar este cuaderno que, en cierto modo, se parece a salir de noche para atravesar un descampado enorme y caminos. Por eso te escribo aquí en vez de hacerlo en el ordenador. Mira, si te escribo con un ordenador, ¿cómo sabré cuándo he acabado? Jo, los que hicieron los ordenadores no se dieron cuenta de esto, es alucinante. Venga a hacer programas, a inventar iconitos y fondos de escritorio. Y un programa y otro y cuatrocientos mil. Pero resulta que no pensaron en los que íbamos a agobiarnos si nos decían que podíamos escribir sin final.
Lo peor es que nadie se agobia. Escriben y escriben. Yo no puedo. Das a abrir documento y no sabes si tienes diez folios o diez millones. Sabes que siempre hay otro más y así hasta el infinito. Yo voy a escribirte este cuaderno que se acaba. Es como el tiempo. Los minutos se van para siempre. Cuando lleno una página, paso a otra. Si no me gusta, la tacho y la arranco. Pero no hago como que no ha pasado nada: seleccionar, suprimir, y ahí está la página blanca otra vez. Que no, que no es así. Se empiezan las cosas, y se acaban. No vale todo. No siempre se puede volver a empezar. No todo lo que se rompe puede arreglarse. Y a veces cuando arreglas algo rompes otra cosa sin querer. Te la juegas y apuestas por alguien, y si te falla no cambias la apuesta a mitad de la partida. Te hundes con él. Llegas hasta el fondo."

           Belén Gopegui   "Deseo de ser punk"

miércoles, 21 de octubre de 2009

Difuminando el horizonte


Ellas caminan. Con calma. Y mientras, con sus miradas, difuminan el horizonte. Y mientras, con sus pies, difuminan la arena. Y mientras, con sus sonrisas, difuminan el mar. 

martes, 20 de octubre de 2009

220

Enciendes. 0. Aceleras. 40. Más rápida. 60. Vas cogiendo velocidad. 80. Sigue. 100. Más rápida. 120. Bajas las ventanillas. 130. El viento golpea en tu pelo. 140. Sigue. 150. Sacas las manos. Las extiendes. Todo tiembla. 160. La música está alta. Más alta. Pero no oyes. O no sabes qué oyes. 170. Más rápida. 180. Sacas más las manos. Extiéndelas más, muévelas sin miedo. Sigue. Más. 190. Te sueltas el pelo. Ahora no ves. Los mechones son látigos en tu piel. Pero sigue, sigue. 200. Más rápida. Tu pulso se acelera. La respiración se descontrola. Sigue. Sigue. 210. Sigue. 220. 

220. 

220. Ya no ves. Ya no oyes. Ya no estás.

Sólo brisa. Siempre blanco. Todo cielo.

lunes, 19 de octubre de 2009

Acercándonos


Camarote nocturno y  amanecer en Galicia. Vigo y Lou. Frederick. Diwali. Rafa y Milu. Café. Y llegada a Patos. Joaquín, Santi, Chuco y July. Lorna y Sandra. Wanda y sus nueve cachorros. Y las Cíes. Allí, como siempre, abiertas delante nuestro. Arena blanca, mar calmo. Agua. Cielo. Cíes. Y nadamos, buscando boyas que no existen, porque las Cíes se acercan. Nos acercamos. Nos acercan. 

sábado, 10 de octubre de 2009

¿Qué eres?




Lui  - Y tú... ¿qué eres?


Elle - Perdón... ¿cómo que qué soy?


Lui - Sí, pues eso, que qué eres...


Elle - No soy nada. Soy una persona... Soy manos y pies, boca y ombligo, ojos y pezones... Soy dudas y contradicciones, soy idas y venidas, soy chocolate y soy vino... soy aquí y soy allí... Soy nada y soy todo.


Lui la seguía mirando. Parecía no entender, pero se quedó callado, mirándola, sin prisa... Elle se acomodó en su silla y volvió a cruzar las piernas en el otro sentido.


Elle - Soy madre, soy hija, soy hermana, soy amiga... Ya no soy nieta... Soy luna, soy estrella, soy nubes, soy mar. Soy ventisca y soy brisa. Soy asfalto y soy tierra. 


Elle se quedó callada de nuevo. Y Lui movió la cabeza:


Lui- Perdona...,no te entiendo... Lo que te preguntaba era que qué haces, qué has estudiado... o en qué trabajas...


En el bar ya no quedaba nadie. Estaban recogiendo las mesas de la terraza. Sólo se oía a la camarera poner unas sillas encima de otras. Sólo ese ruido metálico.


Elle - Estudié empresariales pero me habría gustado estudiar periodismo. Pero ¿de qué sirve decir me habría gustado? No sirve. No es. No se hizo. Entonces tendría que decir ¿que soy empresaria? No. ¿Una persona es algo por haberlo estudiado? ¿por tener un papel o una tarjeta donde alguien diga que lo es? Y ¿qué hay de su sangre? ¿Nadie se va a molestar en analizarla para comprobar si es cierto? 


Lui - No, no me refiero a eso. Puedes haber estudiado una cosa o no haber estudiado nada, y luego haberte dedicado a otra cosa. Me refería a lo que hacías...


Elle - Me gusta crear cosas,  y cambiar. A veces me cuesta terminar. Hago colecciones de moda pero no soy diseñadora ¿O sí? Escribo líneas, textos, cuadernos..., pero nunca he escrito un libro. Si lo escribiera ¿acaso podría decir que soy escritora? ¿O no? ¿Quizás tendría que vivir, al menos en parte, de lo que escribiera? Pinto cuadros, siempre círculos. Me gusta. Pero nunca he estudiado arte, ni he hecho una exposición, ni he vendido ningún cuadro ¿pintora de círculos? Camino, caminaría siempre, ¿soy caminante?  Viajo pero no soy turista, ¿nómada? Hago fotografías, pero ¿qué tendría que hacer para ser fotógrafa? ¿vivir de ello o salir en alguna revista y que junto a mi nombre pusieran Elle- Fotógrafa? Entonces, ¿me lo creería? Entonces, ¿se lo creerían? Entonces, ¿sería algo? Entonces, ¿soy algo?


Lui - Sólo te preguntaba que qué eras...


Elle - Sí, tienes razón. No soy nada. Soy una persona... Soy manos y pies, boca y ombligo, ojos y pezones... Soy dudas y contradicciones, soy idas y venidas, soy chocolate y soy vino... soy aquí y soy allí... Soy nada y soy todo...

jueves, 8 de octubre de 2009

El humo que ruge


Así es como llaman a las cataratas Victoria, Mosi-Oa-Tunya, que significa el humo que ruge. En la época seca, a partir de noviembre, el rugido no es tan salvaje porque el río viene con menos caudal. Sin embargo, y precisamente por eso, porque hay menos agua, se puede cruzar caminando por rocas, bordeando las cataratas, sintiendo sus grietas, y asomándote al vacío por ángulos que te dejan sin aliento, hasta la Isla de Livingston. Allí, a pocos metros ya de de la caída del agua, te quitas  la ropa, y te zambulles en sus aguas, nadando detrás de un guía hasta llegar al mismo borde de las cataratas. Es salvaje, es pura vida. El sonido, el vapor, la adrenalina que corre por tu cuerpo. Túmbate boca abajo y agárrate con las manos a la roca, te dice el guía mientras te sujeta los pies. Y te agarras y te asomas al vacío, y te sientes uno con el agua, con las rocas, con el cielo, con Zambia, con África, con la vida... Y das gracias.

lunes, 5 de octubre de 2009