domingo, 16 de agosto de 2009

De cafés, formas, pasos y brillos

Estaba solo en una terraza. En bañador, con una taza de café en la mesa, y su mirada fija en el mar. 


No somos conscientes. No, no lo somos. 


Saboreaba el café, largo y con azúcar, como a él le gustaba. El mar estaba bravo. El cielo liso y azul, no tenía ninguna mota de polvo blanco. Las hojas de las palmeras danzaban con el viento, creando sombras con extrañas formas sobre su piel.


¿Por qué dejamos pasar los días? ¿Por qué dejamos que algunos días sean planos? ¿Por qué no los hacemos todos con formas redondeadas, ovaladas, romboidales, hexagonales? 


Varias familias pasaban por delante, la mayoría extranjeras, caminando hacia la playa. Otros, aprovechaban esos minutos de soledad e intimidad con el mar para hacer jogging o pasear por la orilla. Algunos caminaban desnudos, sólo con un bañador, otros iban equipados con camisetas, gorras, pareos, gafas de sol, ipods e incluso mochilas. Unos a paso lento, otros a paso rápido... 


Paso lento, 76 pasos por minuto y longitud de 55 centímetros, paso ligero, velocidad de 180 pasos por minuto y longitud de 83 centímetros, paso largo... Quizás estaba allí el problema, y no había seguido la velocidad correcta... ¿O había sido la distancia? Quizás había sido su macuto, demasiado pesado en muchos momentos...


Un camarero cubano con la cabeza llena de trenzas terminó de poner las sombrillas en la terraza. El no parecía llevar ningún paso, ni tampoco ningún peso. Fluía. Se movía entre las mesas con otro ritmo, ligero y sonriente, bailando sensualmente con su cuerpo entre ellas como si fueran mujeres a las que estuviera seduciendo. 


Se acercó una mujer joven con dos niños pequeños. 


--Hola Angel. ¿Cómo estás? 


El seguía ensimismado en el mar, y en el ajetreo de la gente alrededor, en la belleza de su alrededor, en la vida, en su vida.


--¿Angel? --volvió a preguntar la mujer.


-- Ah... perdona Luz, estaba distraído. ¿Cómo estáis?


-- Bien, bien, ¿qué tal estás tú? me dijeron lo que te había pasado...


-- Bien, estoy bien. Hoy es martes. Me suele dar los miércoles y los jueves. Me mareo y luego no me acuerdo de nada. 


Los niños miraban a Angel. La niña abrazada a una colchoneta de Hello Kitty, el niño agarrado a una tabla de surf. Escuchaban atentos a ese señor de gafas. Observaban sus ojos, que no se mantenían fijos, y se le iban hacia el cielo y luego hacia el mar. Y le brillaban. 

1 comentario:

PHAROS dijo...

me gustaria estar con angel los jueves y mieroles

precioso paloma no dejes de escribir....el mar

besazos